Entrada 6
EL CEREBRO ARTIFICIAL
Janet Silvia Solis Rivera
K03878b@semipresencial.upla.edu.pe
Huancayo,06 octubre 2017
El cerebro artificial que piensa por ti el mundo se
ha embarcado en un viaje a la inteligencia artificial. los aparatos que la
incorporan se han ido colando silenciosamente en nuestras vidas. ya existe
incluso un ‘software’ que calcula el riesgo que tiene un preso de reincidir.
¿acabarán las máquinas siendo más inteligentes que el hombre? somos la última
generación que es más inteligente que sus máquinas. estamos en la antesala de
profundos cambios sociales. en nuestro futuro se dibujan grandes oportunidades
y grandes incógnitas. escuchar a los investigadores, ingenieros, pensadores y
científicos que trabajan en el ámbito de la inteligencia artificial es asistir
a una catarata de palabras enormes, a veces grandilocuentes; a un aluvión de
ideas que anuncian un nuevo mundo a la vuelta de la esquina. el coche autónomo
que toma decisiones por sí solo y que transformará nuestras ciudades; los
robots que desplazan a los trabajadores de sus analógicos puestos de trabajo;
la posibilidad –por lo que parece, aún remota– de que las máquinas puedan
llegar a ser más inteligentes que los seres humanos… nadie sabe cuáles serán el
alcance y la rapidez de los cambios. habrá que ver si se trata de una
revolución equiparable, en su capacidad de transformación, a la industrial,
pero lo cierto es que la inteligencia artificial está ya en el centro del
debate. el joven investigador kory mathewson tiene claro que la ai (por sus
siglas en inglés, artificial intelligence) nos conduce a lugares interesantes.
a que las máquinas detecten el cáncer de mama antes que el mejor de los
radiólogos del mundo, por poner un simple ejemplo. este canadiense de 29 años
estudió ingeniería biomédica y después se doctoró en ciencias de la
computación. “cada vez vamos a interactuar más con sistemas autónomos: coches,
teléfonos más inteligentes, computadoras que sabrán más de nosotros”, dice al
poco de llegar a barcelona, con su camisa de cuadros, su mochila al hombro y
sus pantalones de explorador, para impartir un taller en el nips (neural
information processing systems, sistemas de procesamiento de información
neuronal), una de las cinco grandes citas científicas de la ai. considera que
esta nos puede ayudar, siempre y cuando vigilemos su evolución. la inteligencia
artificial se ha convertido en el nuevo santo grial, en el codiciado campo en
el que investigan e invierten los monstruos tecnológicos de silicon valley. la
consultora forrester calcula que en 2017 se triplicarán las inversiones. se
trata de la nueva next big thing, esa etiqueta que el valle californiano se
inventa cada temporada para anunciar el nuevo fenómeno que todo lo cambiará y
que sirve también para colocar género tecnológico fresco en el mercado. en 2016
se han batido ya todos los récords de inversiones: 550 start-ups de
inteligencia artificial han conseguido levantar 5.000 millones de dólares
(4.600 millones de euros) en rondas de financiación frente al medio millón
logrado en 2012, según el centro de estudios cb insights. google, intel, apple,
ibm, yahoo o facebook se han lanzado a esta carrera en los últimos cuatro años
con la chequera por delante. google ha adquirido 11 firmas de inteligencia
artificial desde 2011. intel (que en 2016 compró tres) y apple (que se hizo con
dos) le siguen los pasos, según cb insights. la inteligencia artificial se
desliza silenciosamente en nuestras vidas a través de las pantallas que
manejamos. la mayor parte de la ai con la que convivimos recopila información
cada vez que hacemos algo con nuestro teléfono u ordenador, encuentra patrones
de conducta, elabora un perfil de nosotros –mujer, de 30 años, con hijos, que
busca libros de filosofía– y recomienda en función de ello. lo que nos muestra
u ofrece depende de lo que sabe de nosotros y de lo que le gusta a gente como
nosotros. “el próximo paso será recomendarte algo antes incluso de que tú sepas
lo que necesitas”, afirma nidhi chappell, directora de inteligencia artificial
del data center group de intel. las máquinas cada vez aprenden más, mejor. y
más rápido. el buscador de google es una de las presencias digitales de nuestro
día a día que incorpora crecientes capas de ai. interpreta lo que le pedimos
para ofrecer resultados relevantes. de no ser así, cuando ponemos en el campo
de búsqueda “elecciones usa”, nos podría remitir a los comicios de hace medio
siglo en vez de a las más recientes. cuando la red social facebook nos coloca
un anuncio, incorpora inteligencia artificial. lo hacen también la plataforma
de venta amazon o el portal netflix cuando nos recomiendan un libro o una
película. acumular y procesar datos. encontrar patrones. aprender del usuario,
de los usuarios. eso que comúnmente denominamos ai es en realidad machine
learning (en inglés, aprendizaje de las máquinas) o aprendizaje automático:
máquinas que aprenden por sí solas y resuelven problemas. “inteligencia
artificial es una etiqueta demasiado grande”, dice greg corrado, científico e
investigador de google, a través de videoconferencia. “sería más correcto
hablar de que estamos ante los últimos ordenadores estúpidos. no suena tan
sexy, pero es más preciso”. fotograma de her, película de spike jonze de 2013
en la que el protagonista, joaquin phoenix, se enamora de un asistente digital
con la voz de scarlett johansson. annapurna pictures el machine learning está
presente en las aplicaciones de traducción, en los filtros de spam del correo
electrónico y en los asistentes digitales, esos entes a los que uno les puede
pedir de viva voz “márcame el teléfono de casa” – como el cortana de microsoft,
el siri de apple, el alexa de amazon o el nuevo google assistant–. estos
dispositivos son el embrión del gemelo digital, el núcleo inteligente que nos
acompañará en nuestros distintos soportes (teléfono, ordenador portátil,
televisión inteligente…). probablemente no tenga una voz tan sexy como la de
scarlett johansson, el asistente que acompañaba al personaje de joaquin phoenix
en her, la premonitoria película de spike jonze, pero lo intentará: la robótica
ya es capaz de crear voces casi humanas. las máquinas de hoy día entienden lo
mismo que un niño de cinco años, según explica greg corrado. traducen como uno
de 13 años. y multiplican mejor que nadie. “pero tienen la inteligencia
emocional de un chihuahua”, bromea el experto de google. intentando enseñar a
los ordenadores cómo deben aprender, los progresos están llegando con el uso de
algoritmos que se inspiran en el funcionamiento de nuestro cerebro, de nuestras
neuronas. son las llamadas redes neuronales artificiales, que dan paso a lo que
conocemos como deep learning, aprendizaje profundo. gran parte de lo que hoy
llamamos inteligencia artificial tiene, de hecho, mucho que ver con la estadística.
así lo refrenda susan holmes, profesora de la universidad de stanford (ee uu).
lleva 15 años trabajando en bioestadísticas asociadas al cáncer y al sistema
inmunológico. era una de las invitadas en la última edición del nips, que el
pasado mes de diciembre tuvo como sede barcelona. holmes aparece en la
recepción del princess hotel, situado frente al centre de convencions
internacional de barcelona, que alberga el nips, con su larga melena blanca,
sus gafas redondas y su paz interior. en su grupo de investigación utilizan la
ai –ella prefiere llamarlo statistical learning, aprendizaje estadístico– para
crear modelos que permitan anticipar si un bebé va a ser prematuro. tomando
muestras de las secreciones vaginales de las pacientes y buscando el adn de un
gen –el housekeeping 16 s rna– que existe en determinadas bacterias, pueden
predecir si hay riesgo de que el bebé llegue antes de tiempo. holmes desenfunda
un mac plagado de pegatinas y explica cómo maneja r, el software libre que le
permite programar. “el machine learning no es más que el uso de computadoras
para comprender fenómenos complejos”, dice con una sonrisa. hace 20 años,
explica, se pensaba en el cáncer de mama como una enfermedad. hoy día conocemos
40 tipos de cáncer de mama distintos. las máquinas nos ayudan a procesar
grandes cantidades de información, a cruzar datos con perfiles genéticos. el
médico puede tomar una decisión basada en decenas de miles de mediciones. la
inteligencia artificial le sugiere al facultativo qué medicación es la más
adecuada después de ver los efectos que ha tenido en personas con perfiles
genéticos similares. dentro de 10 años, dice holmes, corremos el peligro de que
muchas decisiones médicas se adopten de un modo automatizado. el factor humano,
sostiene, debería seguir siendo muy importante. “no hay mejor red neuronal que
un cerebro más una computadora”, espeta con sorna. es importante también la
cautela en el manejo de la información privada de los pacientes. procesamiento
y gestión de datos, anonimato, privacidad. son múltiples los retos a los que se
enfrenta la sociedad de la inteligencia. la velocidad a la hora de procesar los
datos es una de las claves del desarrollo de la inteligencia artificial. para
que un coche autónomo pueda conducir solo en una avenida junto a otros
vehículos, por ejemplo, debe actualizar en tiempo real una cantidad ingente de
información: distancia con respecto al coche de delante, velocidad a la que van
cada uno de los vehículos que le rodean, estado de la carretera… los coches van
camino de convertirse en centros de datos ambulantes. la firma de
microprocesadores intel organizó un evento en san francisco el pasado
noviembre, el intel ai day, para anunciar los acuerdos de desarrollo de
inteligencia artificial a los que ha llegado con empresas como google – volcada
en el ai first (ai primero) –, bmw o siemens. y mostró también el xeon phi, un
microprocesador – el cerebro del ordenador– que permite multiplicar por cuatro,
según aseguran, la llamada deep learning performance, sus prestaciones. en un
evento muy a la americana, con presentaciones, talleres y sesiones
especializadas, decenas de expertos pusieron de manifiesto que nos asomamos a
un mundo nuevo. las fábricas cada vez contarán con una mayor manufacturación
autónoma; se podrá predecir cuándo se va a estropear una máquina y cuándo
tocará repararla. las prospecciones bajo tierra en busca de gas o petróleo
podrán ser más precisas. “la inteligencia artificial permitirá que los
automovilistas no tengan que ocuparse de conducir cuando no resulta divertido”,
asegura en un receso del ai day reinhard stolle, vicepresidente de inteligencia
artificial y machine learning del grupo bmw. podremoscomprobar nuestros correos
electrónicos o jugar al pokémon go en un atasco. “y salvará vidas. la mayoría
de los accidentes se deben a conductores que cometen errores”. las máquinas
también fallan, como bien se ha puesto de manifiesto con los primeros
prototipos de coches autónomos que tesla y google han puesto a funcionar. de
hecho, estos tendrán que dotarse de un sistema de valores para afrontar dilemas
éticos: si un niño cruza la carretera inesperadamente, ¿qué hace la máquina?,
¿esquiva al niño y pone en peligro al hijo del conductor que va de copiloto?
los algoritmos no tienen ética, y la inquietud de cómo solucionar esta espinosa
cuestión recorre silicon valley. la automatización de la vida plantea también
dilemas legales. ¿cómo debe regular el derecho la relación de los seres humanos
con los robots? la comisión de asuntos jurídicos de la comisión europea acaba
de aprobar un informe pidiendo que se cree un marco jurídico concreto, que se
constituya una agencia comunitaria centrada en esta materia y que se establezca
un código ético voluntario. la inteligencia artificial ya está propiciando
granjas automatizadas en las que el análisis de datos permite evitar que se
fertilice o se plante de más en algunos valles de california. y ya hay camiones
autónomos trabajando en minas de australia. el transporte por carretera será,
sin duda, uno de los sectores que se verán más afectados: harán falta más
mecánicos para reparar este tipo de camiones que conductores. son cambios que
apunta naveen rao, de 41 años, vicepresidente de soluciones de inteligencia
artificial de intel. “podremos hacer más con menos tiempo y esfuerzo”, afirma
en un hotel de san francisco. los efectos se dejarán notar en el sector de la
seguridad y militar (drones inteligentes), en la vigilancia, en el sector
financiero. hasta la justicia ha emprendido el rumbo hacia la ai y en estados
unidos ya se está utilizando un software, northpointe, con el que se puede
hacer un cálculo del riesgo que tiene un preso de reincidir. las
transformaciones en el mundo laboral también son objeto de análisis. daniel
susskind, coautor junto a su padre, richard susskind, de el futuro de las
profesiones (editorial teell), recuerda, en conversación telefónica desde
londres, que ya hay 48 millones de estadounidenses que recurren a un software
que hace las veces de asesor fiscal online. y utiliza el ejemplo de un robot
farmacéutico de la universidad de california, en san francisco, que ya ha
realizado más de seis millones de recetas (en una de ellas falló) para ilustrar
el alcance de los cambios que se avecinan. “lo que resulta preocupante”, dice
susskind, “es que la velocidad de las nuevas tecnologías provoca que las
brechas en función de las capacidades sean cada vez más grandes”. las nuevas
herramientas ayudan y ayudarán a los humanos a tomar mejores decisiones, sí;
pero en algunos casos los reemplazarán. el 57% de los empleos actuales en
países de la ocde está en riesgo de desaparecer como consecuencia del auge del
big data y del machine learning, según el estudio technology at work v2.0 de la
universidad de oxford. stephen cave, filósofo, exdiplomático y doctor en
metafísica por la universidad de cambridge, opina que la ai tiene el potencial
de revolucionar nuestra sociedad tal y como lo hizo la revolución industrial.
director ejecutivo del leverlhume center for the future of intelligence (lcfi),
centro de estudios cuya base está en la universidad de cambridge, señala que la
sociedad deberá hacer frente a una automatización que generará bolsas de
trabajadores que se sentirán desplazados por las máquinas, inútiles. un
problema que tiene que ver con la autoestima y que no necesariamente se podrá
resolver con una renta básica. “debemos prepararnos por si en el ámbito laboral
resulta muy disruptiva”, advierte. “el ascenso del comunismo, del fascismo, un
par de guerras mundiales… fueron, en parte, consecuencia de la
industrialización. así que, incluso si en 200 años todo va bien, tenemos que
asegurarnos de que el camino hacia la inteligencia artificial sea suave y que
la gente no sufra”. el cambio y la disrupción serán norma. el esquema no será
aprender, trabajar y retirarse, explica cave, sino que a lo largo de una
carrera profesional habrá que hacer interrupciones destinadas a adquirir
formación y ponerse al día. “habrá que pensar en una vida menos lineal, más
circular”. fue precisamente en la inauguración del lcfi en octubre de 2016
cuando el científico stephen hawking dijo que la ai es capaz de traer lo mejor
y lo peor a nuestras sociedades. el advenimiento de este giro tecnológico
despierta todo tipo de reacciones. lo que parece evidente es que la llegada de
un ejército de robots con forma humana que toman el control del planeta, una
imagen que ha calado en el imaginario colectivo, resulta poco realista.
caminamos, más bien, hacia una sociedad en la que el hombre convivirá con una serie
de agentes artificiales entre los que habrá coches autónomos, robots y mentes
digitales que formarán parte de nuestra sociedad. existe un 90% de
posibilidades de que entre 2075 y 2090 haya máquinas tan inteligentes como los
humanos, según se desprende de superinteligencia: caminos, peligros,
estrategias (editorial teell), uno de los libros de referencia en el análisis
de la inteligencia artificial, elogiado por filósofos de prestigio como derek
parfit y visionarios de silicon valley como bill gates, de microsoft, o elon
musk, de tesla. en uno de los escenarios que analiza su autor, el filósofo
sueco nick bostrom, se produce lo que él denomina como una explosión de
inteligencia: la máquina supera al hombre y aprende por sí sola hasta ser capaz
de desarrollar habilidades de programación, hacking y manipulación social.
stephen cave abunda en esta proyección futurista. “el problema es que esa
tecnología falle, que desarrolle objetivos propios o que desencadene alguna
catástrofe como una pandemia o una guerra nuclear. lo peligroso es que nos
confiemos”. para no resultar tan fatalista, matiza: “pero cuanto más poderosas
sean las máquinas, más nos pueden beneficiar. ¡pueden ayudarnos a solventar el
problema del cambio climático, a curar enfermedades!”. en uno de los escenarios
que analiza el filósofo sueco nick bostrom, la máquina es capaz de desarrollar
habilidades de programación y manipulación social la última vez que silicon
valley apostó por la inteligencia artificial, en los ochenta, la fiebre remitió
al poco. condujo al llamado ai winter, el invierno de la ai. ahora, en este
nuevo resurgir, todo parece distinto. o, al menos, ese es el sentir de buena
parte de la comunidad científica. una máquina de deepmind, una de las firmas
punteras en este campo, adquirida por google en 2014, consiguió derrotaren
marzo del año pasado a lee sedol, uno de los mejores Control de Lectura 6:
CREACIÓN DE ARTÍCULOS TIC II Ing. Saúl Santivañez Bernardo Facultad de Ciencias
Administrativas y Contables Página 5 Universidad Privada Los Andes jugadores
del mundo de go, complejo juego que se asemeja a un ajedrez oriental. no se
esperaba un avance de esta naturaleza hasta dentro de 15 años. la máquina que
doblegó a sedol incorporó los tres tipos de machine learning que hay hoy día:
el supervisado (algoritmo que trabaja con información etiquetada, la mayor
parte de la ai del presente), el no supervisado (el sistema reconoce patrones y
etiqueta los datos por sí solo) y el que funciona por refuerzo (el más complejo
y excitante: la máquina aprende sola mediante ensayo y error; es reforzada
cuando acierta y penalizada cuando se equivoca). demis hassabis, líder de
deepmind, dijo que la máquina había conseguido algo cercano a imitar la
intuición humana. a corto plazo veremos cómo mejoran las aplicaciones de
traducción simultánea, cómo los coches se van haciendo progresivamente
autónomos, cómo la máquina que nos habla por teléfono cuando llamamos al banco
es cada vez menos tonta. todo irá sucediendo silenciosamente. divisaremos
drones espantapájaros volando por los aires; los robots nos traerán la cerveza
y guardarán los juguetes de los niños, explica el joven investigador
norteamericano matthew e. taylor, director del intelligent robot learning
laboratory de la washington state university. aprenderán por sí solos
entendiendo que lo han hecho bien si reconocen en nuestra cara una sonrisa. a
medio plazo, tal y como evoca bostrom, asistiremos a un nuevo concepto de la
reputación. nos podremos cruzar por la calle con gente de la que sabremos
automáticamente quién es y a qué se dedica gracias a las aplicaciones de
realidad aumentada, combinación de mundo real y virtual. adiós al anonimato. a
largo plazo, ya veremos. “tengo la sensación de que vivimos en una era de
transición”, dice nick bostrom. “la gente tiende a creer que la vida va a
seguir igual: que sonará el despertador, iremos al trabajo, pasaremos el día
frente a una pantalla, volveremos a casa y veremos la tele. piensa que las
desviaciones sobre ese plan son hipótesis bizarras. es algo absurdo desde
cualquier ángulo. fuera de esa pequeña burbuja en la que vivimos puede que haya
un mundo muy diferente, el mundo del futuro, distinto de la realidad que nos
rodea. las cosas van a cambiar más de lo que la gente espera.
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